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2010/10/18

Un juez de Nueva York obliga a Youtube a desvelar la identidad de tres usuarios

El Mundo

El escudo de la privacidad no sirve para esconder insultos. Es lo que ha dictaminado un juez de Estados Unidos ante la demanda interpuesta por una modelo que estaba siendo acosada a través de comentarios y vídeos. Ahora Google deberá revelar la identidad de esos usuarios antes de quince días, según informa el NY Daily News.
A través de YouTube, tres usuarios comenzaron a proferir diversos insultos contra la ex modelo Carla Franklin. Para complementar su acoso, subieron a la popular web fragmentos de vídeos propiedad de la Universidad de Columbia en los que aparece ella hablando de que realmente el título no es lo importante, pero con derechos de autor que no fueron respetados.
Tanto Carla como su abogado aseguran que necesitan seguir adelante con la demanda porque es la única forma de acabar con unas difamaciones que impedirían a la joven encontrar empleo. Abandonada su carrera en la moda, ahora busca trabajo en consultoría mediante sus dos títulos universitarios, en biología y en psicología.
Esperan, además, que se siente un precedente y no se produzcan más acosos de este tipo. De hecho, no es la primera ciudadana estadounidense en presentar una denuncia judicial por difamación en Internet. Otros casos de personajes públicos han precedido al suyo.

¿Para qué debe servir la privacidad?

La privacidad, comprendida como la confidencialidad de los datos de un usuario de Internet mediante el cifrado de sus conexiones, no ampara los insultos. Si Google no apela y procede a revelar sus datos personales (nombre, dirección y teléfono), se habrá acabado con el anonimato en Internet, o al menos con el anonimato entendido como un mecanismo para proceder al insulto, ya que se trata de una revelación de información bajo orden judicial.
"La gente se esconde detrás de estos escudos y se cree que puede decir lo que sea. Confiamos en que esto se acabe", ha declarado el abogado de la ex modelo, David Fish. En la vida real, la mayoría de los ordenamientos jurídicos protegen el honor y la dignidad de las personas.
Una vez más, la ausencia de regulación sobre dónde comienza y termina la libertad individual 'online' puede poner en riesgo la privacidad colectiva. Una regulación excesivamente estricta podría llevar al control total de los contenidos y de las identidades. Una demasiado laxa está provocando una Red repleta de usuarios irrespetuosos que emplean la ofensa como método de diversión e impiden el desarrollo de debates y argumentaciones en foros abiertos y no regulados.

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